La amenaza smart se cierne sobre los hogares, la indumentaria, el transporte… Hasta los objetos más cotidianos se están volviendo «inteligentes». El dichoso adjetivo se aplica a casi todo: desde los wearables con más futuro (léase smart watches y smart bands), hasta los coches autónomos (smart cars) o las ciudades (smart cities), pasando por decenas de inventos que van de lo inesperado a lo inútil. El único requisito es que tengan conexión a internet y/o estén acompañados de una aplicación móvil. Con eso basta para entrar a formar parte...
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