La Exposición Regional Gallega de 1909 fue todo un acontecimiento. La visitaron 50.000 personas, el doble de la población de la ciudad que la acogió, Santiago de Compostela. La inauguró Alfonso XIII, último rey antes de la II República, y resultó un gran escaparate para la riqueza arqueológica y artística de Galicia. Tan escaparate que marchantes más o menos desaprensivos tomaron buena nota del género expuesto. Fue en ese momento cuando comenzó la interminable odisea de tres de las cuatro columnas románicas del altar del Apóstol.
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