Las enseñanzas del Dalai Lama, con fotos de angelotes o de florecitas y acompañadas de una música tipo ENYA, siempre con un mensaje final del tipo “no dejes de sonréir, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa”, sirven para que cualquier hijo de vecino, que tenga una conexión de internet de esas que pagamos aquí a precio de caviar para recibir un servicio de chopped, pueda realizar un análisis psicológico.
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