Según la declaración de este inspector había 300.000 kilos de productos cárnicos por todas partes, “en los pasillos, en los muelles de carga, sin documentación, sin albaranes. Algunos estaban llenos de moho, entre excrementos y cadáveres de rata. Los operarios tenían que pisarlos para pasar de una nave a otra. Intentaban introducirlo en el mercado y no era apto para el consumo humano”, explicó el inspector sanitario ante la titular del juzgado extremeño.
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