Es insostenible que las televisiones autonómicas sean utilizadas como herramientas partidistas. Es insostenible la opacidad que permite el despilfarro de dinero público. Sin embargo, la solución no es liquidar el modelo. No podemos permitir que estructuras productivas que han costado mucho dinero público a lo largo de tres décadas se malvendan para favorecer intereses privados.
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