Nuestra principal conclusión es que la inmigración no socava el apoyo público a las políticas sociales. A pesar de que muchos han argumentado que existe un "dilema del progresista" o "un dilema entre heterogeneidad e igualitarismo", nuestro estudio contradice este punto de vista. Es completamente posible que un país sea étnicamente heterogéneo y económicamente igualitario. El aumento de la inmigración no contradice ni desafía la voluntad del público de proteger a los pobres, los enfermos, los desempleados o los mayores.
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