El Servicio de Operaciones Especiales del Reino Unido gobernado por Winston Churchill, planeaba atacar una central hidroeléctrica que suministraba energía a las fábricas de aluminio y trenes de la Francia ocupada. Finalmente descartó el ataque por temor a la reacción violenta de los andorranos. Los ingleses planearon la acción mediante un agente secreto que contactó con un espía en Andorra.
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