El objetivo es aprobar por eso, para muchos estudiantes, el fin justifica los medios y no dudan en tirar de la chuleta, desde la que está grabada en bolígrafos o en reglas hasta los últimos avances tecnológicos. Las chuletas cobran protagonismo estos días. Un ejemplo que desde hace unos años vemos en las universidades es la conocida 'chuleta-pinganillo', en la que el estudiante lleva un pequeño auricular en el oído y un compinche desde fuera le lee las respuestas a las cuestiones planteadas en el examen.
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