La implantación del sistema de voto rogado nació para acabar con el llamado “voto de los muertos” que suponía que cerca de un 0.45 % de los envíos electorales se hicieran a personas fallecidas en el exterior, además de otros envíos irregulares. Hoy, tras esta reforma, la participación exterior ha caído un 85 % a pesar de que el 79 % de los encuestados por Marea Granate en 2014 asegurara querer votar en las elecciones.
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