Tenemos derecho a saber a cuánta gente está conduciendo la crisis y la respuesta política a ésta a una desesperación tal que la muerte sea encontrada como una solución. El problema no es el suicidio sino la desesperación que conduce a él. Y esa desesperación es común a cientos de miles de personas aunque sólo ¿unas pocas? tomen la decisión más trágica. Cuando el suicidio se convierte, como sucede ahora, en una consecuencia de una situación sociológica es noticia, es una noticia muy relevante.
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