En esa época de "oro", los bancos españoles concedían préstamos a mansalva, mirando hacia otro lado o cerrando los ojos a la solvencia de los candidatos a hipotecas. Como centenares de miles de españoles e inmigrantes inmersos en dificultades por la crisis económica, Jorge, de 36 años, no pensó nunca en esta situación cuando, en plena euforia inmobiliaria, empeñó sin problemas su futuro.
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