La presidenta de la Comunidad de Madrid ha chocado contra el espejo de sus palabras: tras señalar a la manifestación del 8M como principal foco de propagación del coronavirus, organizó todo un festival en el cierre del hospital de campaña de Ifema. Es el reflejo de una gestión de la crisis basada en el reproche y la simplificación de los mensajes. Madrid era una ciudad viva, más allá de la convocatoria feminista.
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