Detrás de la maternidad subrogada, existe un negocio inmenso por el que una ucraniana donante y gestante puede cobrar hasta 20.000 dólares. Kiev se ha convertido en la capital europea de la maternidad subrogada. Matrimonios españoles acuden a Ucrania para disfrazar ese bebé como una infidelidad del marido. Las clínicas vigilan y monitorizan a las madres gestantes las 24 horas durante todo el embarazo. Suelen vivir en residencias en las que son controladas hasta el extremo.
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