La industria automovilística dijo en su momento que introducir convertidores catalíticos para reducir la contaminación de los coches costaría entre 400-600 libras esterlinas por vehículo. Luego en realidad resultó un sobrecoste de 30-50 libras. Cada vez que se propone una nueva normativa ambiental o de protección de la salud, la industria pone, sistemáticamente, el grito en el cielo. Y lo malo es que son argumentos que la clase política, la opinión pública y los medios de comunicación consideran válidos: ¿Y si los comprobamos?
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