La industria aeronáutica está preparada para dar el paso definitivo en la personalización del servicio. El último grito consiste en adaptar el espacio que se asigna a los pasajeros. Los flacos pagarán menos que los gordos y se dará satisfacción a una de las obsesiones de algunos directivos de aerolíneas que han llegado a proponer que a las embarazadas se les cobre doble billete o que los varones con dolencias de próstata paguen cada vez que acudan al servicio.
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