El modus operandi pasa por telefonear a sus víctimas, haciéndose pasar por oncólogos con acceso a los expedientes de estas mujeres y solicitándoles a las "pacientes" que se hagan una exploración ginecológica para confirmar el diagnóstico de cáncer de útero o mama, accediendo muchas de ellas a realizar dichas exploraciones vía videoconferencia. En algunos casos, se trata de donantes de sangre a la espera de sus resultados, datos que los impostores manejan.
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