El Banco Central Europeo (BCE) es independiente del poder político, que con todas sus ventajas y defectos, al menos rinde cuentas a la ciudadanía porque es su elemento representativo. Pero el BCE no es independiente de los lobbys bancarios y demás intereses financieros. No nos extrañemos entonces de que esta organización dé la espalda y condene a la pobreza a buena parte de las poblaciones de los países del sur mientras se preocupa profundamente de que todos los acreedores internacionales puedan cobrar la máxima cantidad de dinero que prestaron
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