Hay casualidades tan improbables que parecen obra de algún guionista… o del destino. Michael Dick llevaba diez años sin tener noticias de su hija Liza. El hombre pidió ayuda al periódico local, que sugirió tomar una foto de la familia para despertar la nostalgia de Liza. Lo que no imaginaron es que en una esquina de la foto aparecerían la mismísima Liza , que paseaba en aquel instante por la misma plaza.
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