Me gusta que las cosas sucedan cuando yo quiero". "Odio que me hagan perder el tiempo". "Mándame el informe urgentemente". "¡Hay que ver qué lenta es la gente!". "Ya va siendo hora de que cambien las cosas". "¡Date prisa, que llegamos tarde!". "¡Lo necesito ahora mismo!". "¿Por qué no me ha llamado todavía?" Si le resulta muy familiar alguna de estas afirmaciones, seguramente conocerá bien qué es la impaciencia. Querer acelerar el ritmo de los acontecimientos es una distorsión de nuestra mente.
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