La Iglesia supo en enero que el párroco destinado en Melilla tenía un disco duro con material sexual en el que aparecía agrediendo sexualmente a mujeres en estado de inconsciencia, según fuentes de la investigación. Se lo contó entonces la mujer con la que el párroco mantenía una relación sentimental. “Lo comunicó todo en enero”, insisten fuentes policiales. Sin embargo, la Iglesia no denunció los hechos ni expulsó o abrió expediente al sacerdote, sino que lo trasladó de vuelta a la Península, donde le asignó temporalmente las parroquias...
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