El ahora periodista Mateu Ferrer, quién puso la denuncia en 1998, aseguró que informó de todos estos hechos al que fuera obispo de Mallorca, Teodor Úbeda a través de Bartomeu Suau, un vicario episcopal. Según Ferer, Suau le recriminó que acudiera la Fiscalía. De esta manera. La Iglesia obvió la denuncia presentada por supuestos abusos a menores de Barceló y le permitió continuar con su oficio con total normalidad -hasta marzo de 2013-.
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