Del francés al búlgaro. Del español al maltés. O del letón al griego. Y viceversa. Estas combinaciones de idiomas se pueden dar perfectamente en una jornada de trabajo en Bruselas o Estrasburgo. Los traductores e intérpretes trabajan con ellas porque todas son lenguas oficiales de la Unión Europea. En total, 24, más algunas cooficiales. ¿Y si de alguna manera se simplificara el trabajo de la organización?
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