El pasado 26 de julio, ante la queja de muchos vecinos, la alcaldía dio el primer paso de prohibir destinar el agua al riego y pidió a sus habitantes un uso responsable de esta. En ese momento, se tomaron decisiones ante la creencia de que el desabastecimiento se daba porque «se estaba haciendo un uso agrícola y el depósito es para uso domestico», explica la alcaldesa Gemma Álvarez Cereigido. «Volvimos a revisar todo y no había fugas», comenta Álvarez, pero lo que les pareció más sospechoso fue que “por la mañana se recuperaba el nivel”
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