Tras finalizar contrato Muiña aceptó en el 2012 una oferta para jugar en el Al-Rayyan catarí. Allí estuvo casi seis meses, hasta que se rompió la rodilla y regresó a Ferrol. "Estaba presenciando la esclavitud en pleno siglo XXI, con una impunidad increíble. En la creación de los rascacielos, de los edificios de la universidad, el número de muertos era indecente. No he vuelto, ni volvería jamás. Bastante hipócrita fui. Es increíble que un mundo que debería tender a la igualdad, lleves un Mundial y aceptes que les digan a tu mujer como vestirse.
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