Le practicaron dos incisiones en los omóplatos y le injertaron fragmentos minúsculos de las membranas de la Greta cubana. Las heridas cicatrizaron y el niño, frágil y quebradizo, con las extremidades a menudo entablilladas, comenzó a mejorar. Con el tiempo, la dureza cristalina de sus huesos se reblandeció y su esqueleto acabó por resistir con suficiente flexibilidad las embestidas de la vida, hasta que olvidó su enfermedad
|
etiquetas: huesos , cristal