El feminismo actual no persigue la igualdad, sino que promueve el establecimiento de un marco jurídico injusto para los varones. Bajo el eufemismo de discriminación positiva, ha impuesto una discriminación inversa, una especie de ajuste de cuentas. Sea como fuere, lo cierto es que en el mundo desarrollado cada vez más hombres se sienten perjudicados por la proliferación de leyes, actitudes y reacciones agresivas contra ellos por el simple hecho de haber nacido hombres en el siglo XXI. Ya va siendo hora de recuperar la cordura.
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