El contacto con los trabajadores se mantiene al mínimo, la privacidad por encima de todo. Estos hoteles proporcionan algo de tiempo y espacio para parejas. Por lo general, las habitaciones vienen equipadas con cama, karaoke, televisión de plasma... otras se asemejan a un aula escolar, a un castillo, a un vagón de tren... Al contrario que los hoteles convencionales, éstos mantienen una ocupación de casi el 400% y apenas se han visto afectados por la crisis. El negocio es tan boyante que compañías extranjeras están comenzando a invertir en ellos.
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