Su punto fuerte, como el de cualquier hotel que se precie, es la cama. En este inusual hotel germano dormir en una cama de heno recién rastrillada es posible por tan sólo ocho euros por persona. Un precio que atrae a mochileros, parejas, familias y grupos numerosos de viajeros, que pueden dormir en un gran granero o en habitaciones privadas. Ahora, eso sí, mejor olvidar el servicio de habitaciones y, huelga decirlo, está prohibidísimo para los alérgicos.
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