En Camboya pervive la creencia de que violar a una niña de 5 años da buena suerte en los negocios. Así que las pequeñas son vendidas por 40 euros. Una vez violadas son revendidas a los burdeles, donde trabajan en tareas del hogar hasta los 10 años, cuando comienzan a ejercer la prostitución. Somaly Mam fue una de esas niñas, pero logró escapar y ahora trabaja en defensa de los derechos humanos de las mujeres.
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