Investigadores de la Universidad de Queensland han demostrado por primera vez que las picaduras de las hormigas más dolorosas del mundo se dirigen a los nervios, como ocurre con serpientes y escorpiones. El doctor Sam Robinson y sus colegas descubrieron las neurotoxinas de las hormigas mientras estudiaban la hormiga verde australiana y la hormiga bala sudamericana, que tienen picaduras que causan un dolor duradero.
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