Los baruya consideran el género algo constituido por los fluidos corporales, así que los niños varones que han sido alimentados por leche materna y han nacido entre fluidos femeninos deben pasar un rito por el cual adquieren su masculinidad. Cuando llega el momento adecuado (aquí no existen puntos difusos como es la adolescencia) los pequeños van a la cabaña de los hombres donde se tragan, literalmente, el esperma de hombres maduros, porque es a través de este donde logran adquirir su nuevo status, la forma de transmitir el poder.
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