El hongo alcanza una milla de altura y su base es un caldero burbujeante, un hervidero de llamas. La ciudad debe de estar debajo de eso. Dios mío, ¿qué hemos hecho?”. Son las palabras que permanecen escritas en el diario de Robert Lewis, el copiloto a los mandos del Enola Gay -- En realidad, el copiloto formuló una frase mucho menos florida y literaria en el momento de la detonación: “Guau, menudo pepinazo”
|
etiquetas: bomba , atómica , enola gay , hombres , culpa