Nos hemos acostumbrado a creer que la felicidad es una especie de competencia olímpica para acumular más, ser más éxitos que otros, poder sentir más placer, ser más ricos, sentirnos más listos, guapos y fregones que ninguno, hacer más que nadie. Pues ahora los investigadores del laboratorio de Ciencias Afectivas de la Universidad de Winconsin nos dan una sorpresa con fundamentos científicos: la felicidad puede medirse y de hecho ha sido medida en un estudio realizado por dicha universidad a lo largo de varios años.
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