Desde los 13 años, Ramón Farina ha dedicado varias horas a la semana a intentar terminar el último nivel del Super Mario Bros 3, un videojuego que se le resistía desde 1991. Ese estancamiento no le había permitido evolucionar a nivel vital y se había quedado anclado en la infancia. “No he podido buscar un trabajo, tener novia o ir al instituto. ¿Cómo iba a enfrentarme a los obstáculos de la adultez sin haber resuelto un reto para niños de 10 años?”, explica Ramón. Ahora puede afrontar, al fin, la pubertad.
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