Si no hubiera existido el tope al gas desde junio de 2022, los hogares españoles con tarifa regulada de la luz habrían pagado 209 euros más en su factura. Los seis meses de vigencia del mecanismo ibérico han supuesto precios un tercio más baratos, según un análisis de EsadeEcPol. El tope al gas habría reducido la inflación en 0,3 puntos de acuerdo a este análisis. El mecanismo habría incentivado un mayor uso del gas en la generación eléctrica del año pasado. El consumo de este combustible aumentó un 22%.
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