El vaso se creó antes del siglo XX pero no se sabe cuál era su función exactamente. Desde luego, no servir como recipiente para el vino. Esta utilidad se instauró a partir de una visita que la reina Victoria Eugenia realizó a Bilbao en 1929. La ciudad decidió engalanar las calles con velas, y se emplearon los que ahora se conocen como vasos de txikito. Después de la visita real, Bilbao se encontró con un excedente de vasos que repartió entre los bares de la localidad. Rápidamente, se popularizaron como los vasos de txikito por excelencia.
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