El caza supersónico MiG-31 nació como una evolución del MiG-25 y tenía una particular misión: interceptar —y derribar, de ser necesario— al mítico SR-71 Blackbird estadounidense durante sus vuelos de espionaje en cercanías de la Unión Soviética. El caso del MiG-31 es muy interesante. El caza fue diseñado por la Unión Soviética tomando como base el MiG-25, uno de los desarrollos más temidos por la OTAN durante la Guerra Fría, pero con características todavía más impactantes. A día de hoy permanece en actividad, al menos hasta 2030.
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