Por fin he podido estrenar mi flamante pasaporte catalán. Qué satisfacción cuando en la aduana de la estación de Atocha me he dirigido a la cola de los no comunitarios y he podido exhibir mi pasaporte cuatribarrado. Me desplazo a Madrid para agilizar unos trámites de aduanas que nos permitan exportar nuestra producción de cárnicos de la comarca de Vic. Estrenamos una nueva moneda, el Catalán, que se ha depreciado rápidamente. Los mercados financieros no quieren asumir el riesgo de esta nueva e ilusionante etapa y la deuda y los intereses de...
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