El 25 de agosto de hace 160 años la joven Escolástica caminaba desde Toledo hasta Guadamur, junto a su madre y su padrastro, cuando vio algo brillante en el suelo. Estando agachada vio lo que parecía un anillo, pero al cogerlo se dio cuenta de que estaba sujeto a unas cadenas de oro: así se descubrió el tesoro visigodo, un maravilloso conjunto de coronas de oro y piedras preciosas del que parte se conserva entre Madrid y París.
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