Los gases refrigerantes químicos (gases-F), los que se utilizan para absorber el calor y mantener los ambientes fríos, son "mucho más peligrosos" para la conservación medioambiental de lo que los científicos creían hasta el momento, según concluye el último estudio de la Agencia de Evaluación Ambiental de los Países Bajos (NOAA).
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