"Hace un año, murió mi esposa. Núria Gasull era extraordinaria, sabía siete idiomas. Cuando trabajó de azafata de tierra, recibió a Eleanor Parker, la baronesa de Sonrisas y lágrimas; a Twiggy, la modelo más célebre de los sesenta, y, cuando fue guía de turismo, enseñó Barcelona a Bergman. Fue profesora de teatro y música, escribió narraciones cortas, sabía cocinar reinventando cada vez los platos del Ampurdán y la Costa Brava. Y tocaba a Rachmáninov, como pocos".
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