Desde 2005, la producción global de petróleo ha permanecido relativamente, plana, tocando techo en 2008 y descendiendo desde entonces, incluso cuando la demanda aumentaba. El resultado han sido fluctuaciones en el precio del petróleo cuando pequeños cambios en la demanda transmitían grandes shocks al sistema. En el número de hoy de Nature, dos autores argumentan que esta clase de volatilidad será todo lo que podamos esperar de ahora en adelante, y que podemos enfrentarnos a algo así también con otros combustibles fósiles.
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