Llamadme ingenuo si queréis pero hace algún tiempo yo confiaba en la policía. Tras los años oscuros de la Dictadura, nos habían convencido de que se trataba de una institución al servicio del pueblo. Y casi me lo había creído. Pero en los últimos tiempos la confianza se ha roto. No es sólo su actuación en manifestaciones y otros enfrentamientos públicos. También su forma de actuar ante cualquier pequeña infracción, como por ejemplo la conocida ley antibotellón, demuestra que su función es sólo la de proteger al Poder
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