Apenas dos días después de someterse a sendas cirugías mamaria y genital en el hospital de Cruces, Sarai comparte una pizca de la felicidad que le ha costado 32 años alcanzar. Sarai nunca festejaba sus cumpleaños. "Estaba viviendo una vida que no tenía que vivir. ¿Qué iba a celebrar?". La primera vez que sopló velas, ya en tratamiento hormonal, a los 29 años, sus hermanos le obsequiaron con su primer "regalo de niña". Una muñeca Bratz, llamada Paula, que, sentada en la repisa de la ventana de la habitación donde está ingresada (...)
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