Mi mujer me ha obligado a ser coherente, austero, discreto y formal: me he comprado un Opel Corsa. Mis naturales inclinaciones varoniles me empujaban a comprarme un Opel Insignia, un Audi grandote o un Volvo muy largo, pero se ha impuesto la cordura y conduciré un Corsa. Y no solo eso, sino que, además, es de color blanco porque, parece ser, así se nota menos la suciedad, se disimulan mejor los raspones y es más fresquito en verano.
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