Si hay una pata importante en el fraude fiscal es el sector del juego. Este sector mueve ingentes cantidades de dinero y están sujetas a un mapa impositivo importante a nivel de tasas de juego. Pero además de la función de lavado de dinero negro, que cumplen a la perfección por más leyes antiblanqueo que se pongan en marcha, el fraude tributario en los premios de escasa cuantía es latente. Cualquier premio que se obtenga superior a 300 euros en una jugada, tiene que estar sujeto a retención del IRPF, pero a menudo no se aplica.
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