(C&P): Parejas de mileuristas que en los años del boom inmobiliario se hipotecaron juntas alegremente para adquirir viviendas sobrevaloradas, ven ahora cómo el amor se terminó, pero no la posibilidad de separar su convivencia. La hipoteca les encadena. [...] “En el último año hemos empezado a notar un considerable aumento de parejas que se divorcian y deciden seguir viviendo en el domicilio conyugal hasta que vendan la casa. Y también hemos tenemos casos de parejas que posponen el divorcio hasta que solucionen el problema de la vivienda”.
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