Pues nada, colocas sobre las ruedas unas cubiertas que imitan precisamente al robo de estas y el ladrón pensará que otro se le ha adelantado. Todo va bien mientras no se acerque demasiado a comprobar por qué el coche se sostiene sobre el suelo sin ruedas. La eficacia de esta solución es directamente proporcional a las dioptrías que le falten al caco.
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