No se trata de ser George Bush o de ser cualquier otro político que venga a sucederle. Se trata de ser el presidente de la que, a día de hoy, es la primera potencia económica del mundo. Se trata de ser el presidente de un país que quiere mantener su situación de predominio dentro de la política internacional. Se trata de ser el presidente de un país que quiere seguir moviendo los hilos políticos, económicos, industriales y energéticos de todo el mundo durante las siguientes décadas.
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