Los refugiados saharauis admiran al delantero centro Hamuda Chej, de 22 años, por sus regates prodigiosos, sus galopadas de área a área y por sus gafas gruesas, de patillas atadas con esparadrapo. Hamuda padece una miopía grave, con al menos 12 dioptrías en el ojo derecho y 13 en el izquierdo, y sus gafas sólo son un remedio aproximado, de 9 o 10 dioptrías. Desde que le revisaron la vista, hace ya cuatro años, no ha conseguido unas gafas adecuadas. Y le cuesta acertar con los pases y los disparos lejanos.
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